Caminante, sí hay camino

Tenerla así, toda encima de mí y que justo cuando yo esté debajo de ella ella dé lo mejor de sí.

Ella roza las estrellas y yo me sentí en el cielo.

No quiero ni pestañear. Ciégame de luz y parpadeo.

Sonrío. Suspiro. Veo.

Casi, o siempre

Habría bastado un minuto más de esa interminable escena para que yo hubiera actuado como si la historia fuera mía. Porque sentía el odio como si la historia fuera mía. Sentía el desengaño. Sentía derrumbamiento. La nada que se extiende hasta el infinito después de la tormenta. La calma. Calma obligada. Impotencia. Lo sentía como si fuera mi historia. Y casi actúo en consecuencia.

Estaba helada. Decidí permanecer en la difícil posición de admiración. Recepción. Yo contemplativa ante la impotencia de los otros.

Sí, fui capaz de quedarme parada mirando cómo se derrumbaba delante de mí.

Sí, no sé cómo pude.

Y sigo sin reconocerme en esa posición, a pesar de ser la que termino adoptando siempre.

O casi.

Y es que casi, o siempre, es la misma historia y hasta las paredes se van a cansar de mí sin que yo todavía esté cansada de ellas.

Casi cerrado

Comienzo a acostumbrarme a echar un ojo y a continuación pensar en colgar el cartel de "cerrado" sin nunca llegar a hacerlo.

Y es que quizás el estar a punto de parar es el impulso de seguir.

Desde aquí

Pero a pesar del sufrimiento que me causa morir sola por no poder dormir contigo... no, no me voy a privar.