miércoles, 30 de septiembre de 2009

Naissance.


C'est ainsi qu'il est né.
Au moment où il n'y avait qu'une option. La seule.
Au moment où il n'y avait qu'une forme. La seule.
Un seul langage, un seul moyen.

C'est ainsi, c'est là, c'est maintenant, le message.

C'est ma guerre.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Al final.


Y ¿Qué hacemos aquí luchando?
Aguantando, cosechando verdades
Ganando disgustos.
¿Por qué matas y alardeas?
¿Por qué haces que te teman?
Si a la hora de la muerte,
Como todos, gritarás ante ella.
Rogarás y te arrodillarás,
Llorarás y pedirás perdón.
Como todos.
Cuando notes el acero en tu cuello,
El sudor en tu frente
Y el corazón retumbando en tus sienes.

Y ¿Cómo huele el aire cuando se está muerto?
Cuando roza la piel y no eriza el vello.
Cuando ves que ha sido en vano.
Ya no puedes juntar las manos.
Rogar o robar unos minutos más.
Quizás hasta pedir al dios del cielo
O a nuestro propio cuerpo hacerlo,
Que aguante un poco más
Que llegue hasta la final
Que no corra
Que no se pare
Que dé tiempo
Que acompañe
Que las prisas no son buenas
Que el parar es la muerte.

(6 - Abril - 2006)

viernes, 18 de septiembre de 2009

... Y esto es a lo que venía.


Me gusta desnudarme cuanto antes. En estos momentos. Sin ropa, sin máscaras. Así, al menos, siento el frío y así siento el cuerpo. Siento la piel de gallina. La espalda arqueada hacia delante. Así me froto las manos una contra otra. Así, al menos, produzco calor. Y siento mis manos.

Me gusta descalzarme en estos momentos. Poner en el suelo frío los pies calientes y que se enfríen. Y así sentir lo pies, aunque sea porque están fríos.

Me gusta el frío en estos momentos. Punzante, estremecedodra, arrebatadora. Para sentirse, para sentirse vivo, nada como la puñalada del frío.

Nada como el hambre que viene del desapetito. Punzante permantentemente en el estómago que hace sentir el estómago y el cuerpo lánguido.

Que produce ganas de vivir, porque de estar muerto, uno se siente vivo.




Mi compañero.


Hice justo lo contario. Como vengo acostumbrando. Encendí el ordenador. Sé que no soy capaz de hacer algo intenresante aquí pero de nuevo pensé que puede que esta vez lo consiguiera a sabiendas de que no lo conseguiría. Y aquí estoy, con el ordenador encendido y delante de su pantalla.

Pensándolo bien, pocas cosas nos distinguen desde hace unos días para acá. Sistemáticos, calculadores, fríos, distantes, seres inanimados dependientes de una energía que viene de fuera. Que a él sí le viene. Y otras tantas cosas más... Como las contraseñas, que yo no me sé de él y que nadie sabe de mí. O casi.

Aquí estamos, él y yo, como acostumbro, acostumbra y acostumbramos. Nos contamos cosas, nos consolamos. Él tiene virus y yo dolor de cabeza. Él se actualiza y a mí me cuentan el último cotilleo olvidado al segundo igual que sus actualizaciones caen en desuso antes de usarse. Porque yo sólo le quiero para contarle historias y él es muy callado. Nunca se cansa. Se calienta a veces. Nada fuera de lo normal.

Pero vamos al grano. La verdadera novedad de todo esto, es que nunca permite que me sienta sola. Se presta a cualquier viaje. Me acompaña a la facultad o al parque. A veces resulta que es un pesado pero nos sentamos en un banco y ya está. Le puedo proteger entre mis brazos mientras tanto y mirarle todo el rato. Tocarle sin parar. No se cansa. No se molesta. Después volvemos a casa cuando yo diga.

Es portátil.


lunes, 14 de septiembre de 2009

... de refranes.


Se comerá todo el amor si eso les hace sentir mejor.

En teoría no hay que pedir lo que tiene que ser dado voluntariamente. En teoría estas cosas se saben. En teoría lo sabían.

Empieza el invierno, que congela el corazón y encoge los huesos.

Pero al mal tiempo, buena cara porque aquí el que no se consuela es porque no quiere y el que no corre, vuela.

Porque no se le pueden pedir peras al olmo.

Porque a buen entendedor, pocas palabras le bastan.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Vivir


Vivir es ser un Ave Fénix.

martes, 1 de septiembre de 2009

Desde la habitación.


Yo formaba parte de aquel jaleo que hay en la plaza en tiempos pasados. Hace unos años, hace unos meses, hace unas horas, hace unos días. Yo formaba parte del jaleo y otras tantas cosas más que, como el jaleo, se apagan, acallan y terminan por desaparecer llegada cierta hora.

Porque es tarde y es de noche y es hora de descansar y dormir.

Porque siempre mañana será otro día.

(27 - Agosto - 09)