Basta de pretender la omnipotencia. Entre nosotros: la todopoderosa no soy yo. Basta de jugar a la omnipresencia. Y tampoco soy buena. Basta de jugar a la diosa. Los dioses no van en vaqueros desgastados. Los dioses no pueden permitirse pasar horas de techos y tejados. No, no soy todopoderosa. Los dioses no se rinden. Los dioses, los dioses no existen.
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