miércoles, 27 de mayo de 2009

(paréntesis) puntos suspensivos... metáforas


¿De quién era el cansancio?
¿De quién los dolores de cabeza?
La combinación trajo la tormenta.
Y en algún sitio ya salió el sol.
Y en algún otro quedó el fango.


(¡Qué estúpida tendencia está de los humanos a preguntarse el porqué de las cosas! ¡Qué estúpida si se tiene en cuenta que limitarse es hacerse feliz! Y sí, limitarse es hacerse feliz.

Relámpagos. Un relámpago no hace una tormenta. Pero muchos sí. Una tormenta continuada causa inundaciones.

Las metáforas cansan la mente. Las metáforas esconden y confunden. Las metáforas empalagan... Y los puntos suspensivos cansan. E inclinan a preguntas, muy probablemente a ésa de ¿por qué? Porque... puntos suspensivos, sí.

Las comillas se abren y se cierran. Los círculos empiezan y terminan, en el mismo punto. Pero uno conocido, sí. Si no es moral, es físico. Los paréntesis tamibén se cierran. Y, aunque no suele ser en el mismo punto, no se vuelven a abrir. Se puede abrir otro, pero nunca será el mismo. ¿Nos sentiríamos idiotas teniendo nostalgia de un paréntesis? Los paréntesis no son cualquier cosa, son paréntesis. Déjame ver.

A veces pasa. A veces nos despertamos, vamos al servicio, bebemos agua en la cocina y volvemos a la cama sin abrir los ojos. Es esencial no abrirlos, claro, ni hacer ruido, para no despertarnos demasiado. Volvemos a la cama porque ese sueño no había terminado y era entretenido. Y cuando está a punto de descubrirse el secreto que se ha buscado durante toda la noche (puntos suspensivos), despertador. Nunca se sabrá, así como nunca se sabe si el paréntesis explicó todo lo que tenía que explicar. Pero está cerrado y el despertador ya sonó.

Mientras tanto el mundo gira. Y puedes coger asco al mundo y a toda esa gente. ¿Por qué no? Demasiada gente, demasiadas cosas, demasiados paréntesis y demasiados puntos suspensivos (puntos suspensivos).

Metáforas para decir que sí, para decir que no. Para decir que ya está bien. Metáforas para decir "te quiero" (porque da miedo). Metáforas para decir "te deseo" sin parecer superficial (porque queda mal delante del mundo y su tanta gente). Metáforas para decir "ya no te quiero" (porque da miedo que nos odien y ser odiado por el mundo y su tanta gente no gusta). Metáforas que nos dejan en evidencia y (engendran metáforas para justificarnos). Ridículo.

Pero tampoco nos gusta ser sólo queridos, ser sólo deseados, ser sólo dejados: si se es echado se lamenta no ser, al menos, deseado. Si somos deseados, nos gustaría haber sido queridos. Y si he sido querida me hubiera gustado haber sido amada (puntos suspensivos).

Se cerró el círculo un año después. En la misma plaza, en la misma baldosa (¡quién sabe!). Se cerró el círculo como el círculo de los brazos cuando abrazan. Como ahora, como hace un año. Y ahora, como estás tú lejos y yo sola, yo sola cierro el paréntesis sin saber, como no sabemos de ninguno, si ha sido una buena aclaración).

(Los paréntesis pueden ocupar una palabra, un renglón o un año, sí, pero, si no ha sido un buen paréntesis, si ha tenido muchos puntos suspensivos, si no lo hemos hecho bien, siempre nos quedará la metáfora).

1 comentario:

  1. oración o frase incidental, sin enlace necesario con los demás miembros del período, cuyo sentido interrumpe y no altera.

    En todo paréntesis parece haber algo que pugna por protagonismo, por matiz, aclaración. Por la necesidad latente de destacar algo que no puede ser dicho en el discurso principal y sin embargo, no puede ser omitido.

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