lunes, 26 de marzo de 2012

Querría tener la piel cansada. Cansada tan cansada como para no querer más. Nada más. Completamente cansada como para arrastrarla de un lado para otro sin dejarla recostarse contra nada más que no sea yo. Como para pasear deseando volver a casa y tenerla en casa sin sentirla apenas respirar. Querría tener la piel cansada, tan cansada como para querer dormir durante meses un premeditado letargo estival. Tan cansada como para no querer más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario