sábado, 4 de febrero de 2012

Noches y velas

Las noches en las que, desde la cama, haciendo un gran esfuerzo por no levantarnos del nido, llegamos a alcanzar cualquier tipo de objeto que nos ayude con ese insomnio que parece que va a durar para siempre. Nos armamos con todo tipo de cosas: un libro, lo típico. El móvil, también. Una hoja y un boli, por si acaso. Un bote de crema ¿por qué no? Una botella de agua, para pasar el trago. 

Solemos hacer de estos objetos, las herramientas más utilizadas contra el insomnio. Valientes sufridores sumisos, sumidos en el silencio. Casi nunca es tan tan tan terrible como para ver amanecer. 

El libro arrugado entre las costillas. El boli casi nos saca un ojo. La botella de agua, afortunadamente, en el suelo. El móvil debajo de la otra almohada. Mis pies jugando con el bote de crema. Desafortunadamente, abierto. ¿Dónde está la hoja?

Empiezo a dudar si de verdad cogí una hoja. Quizás es un recuerdo predeterminado. El libro ha perdido el marcapáginas y no recuerdo haberlo abierto. El boli está destapado. Creí que no había escrito nada ¿Dónde está la hoja? 

Los objetos, al final, son los únicos que sobreviven a un insomnio.

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